Este año el Día Mundial de la Lucha contra el SIDA nos brinda la oportunidad de reconocer la carga que sobrellevan las mujeres y las niñas en la era del VIH/SIDA, y a la vez, celebrar sus logros en la lucha contra la epidemia.
Las mujeres son nuestros paladines más valientes y creativos en la lucha contra el VIH/SIDA. En la mayoría de los países y la comunidades de todo el mundo que he visitado, las voces de las mujeres se impone a todas las demás; son luchadoras y activistas que se sienten impelidas a actuar con abnegación y a hablar públicamente, a menudo afrontando prejuicios, maltrato o actos de violencia, con el fin de contribuir al mejoramiento de la vida del prójimo.
La valentía que demuestran las mujeres en esta lucha sólo se compara con los padecimientos que les impone la enfermedad. Las mujeres son las más afectadas por la pobreza y el SIDA hace que caigan con mayor facilidad en la trampa de la pobreza, de la que será aún más difícil escapar. Las mujeres siguen afrontando la discriminación en diversos ámbitos: desde el lugar de trabajo hasta las leyes que rigen la propiedad de la tierra y la herencia. El SIDA hace que corran un riesgo aún mayor. Las niñas son mayoría entre quienes no concurren a la escuela. Cuando una familia padece los efectos del SIDA, las niñas que asisten a la escuela a menudo deben dejar de concurrir a ella para ayudar en las tareas de la casa y cuidar de los familiares enfermos. Actualmente las mujeres representan cerca de la mitad de todos los habitantes del mundo que viven con el VIH. En el Africa subsahariana, donde vive más de las tres cuartas partes de todas las mujeres seropositivas, casi el 57% de los adultos que viven con el VIH son mujeres.
¿Por qué son las mujeres más vulnerables a la infección? ¿Por qué ocurre eso, aún en los lugares en que no son las personas que tengan el mayor número de parejas sexuales fuera del matrimonio, ni las que con mayor frecuencia que los hombres se inyecten drogas? Por lo general, ello se debe a que las desigualdades sociales las ponen en peligro, un peligro injusto y desproporcionado.