El tratar de incluirnos en la vida cotidiana de las personas que viven a nuestro alrededor, puede realzar su bienestar y estado de ánimo.
"En primer lugar, deberíamos entender que la vejez es una situación que nos va a llegar, no podemos seguir mirando a otro lado, y negarnos a nosotros mismos que nos acercamos, o que ya hemos llegado a la Tercera Edad", asegura la psicóloga, María Eugenia Guerra.
Para muchos cada arruga es una herida que debemos ocultar, en lugar de la feliz constatación de que seguimos viviendo, disfrutando de nuestro crecimiento personal y de otros placeres anteriormente desconocidos o insuficientemente valorados. Otro consejo es escuchar abierta, positiva y sin prejuicios de lo que se nos está hablando.
Esta atención lleva implícita la dedicación de un cierto tiempo para escuchar cómo está esa persona mayor, cómo vive, qué quiere, qué le gusta, cómo percibe sus recuerdos y experiencias.