En esta vida moderna, es de suponer que los automóviles, celulares, hornos de microonda, televisión por cable, Internet de banda ancha y restaurantes de comida rápida fueron creados para hacernos la vida más fácil.
Y en buena parte de los casos, así es. Los automóviles nos llevan más rápido y a más lugares; los celulares nos mantienen conectados con nuestras familias y el trabajo constantemente; los microondas nos evitan tener que cocinar todo el tiempo; la televisión por cable y el Internet nos abren un mundo de información y hasta de nuevas relaciones interpersonales; y los restaurantes de comida rápida... bueno, esos nos sacan de apuro cuando tenemos hambre.
De hecho, cuando nos referimos a muchos de estos inventos y avances tecnológicos, hacemos esta pregunta: ¿Cómo es que la gente vivía antes de que todo esto existiera? Y lo preguntan como si la vida antes de 1950 fuese la prehistoria.
La respuesta, es que todo el mundo vivía igual que ahora. Quizá mejor, porque no había tantos avances tecnológicos que nos esclavizan.
¿O es que acaso no nos hemos sentido atados a uno o a todos los inventos mencionados anteriormente?
El problema es que estos inventos también han creado adictos; personas dependientes de ellos, y que por esta adicción, se les ha atrofiado una serie de conocimientos, costumbres y destrezas que antes eran del común de las personas.
Hablamos de gente que ha desarrollado obesidad porque no sale de su casa si no está conduciendo; que no lee ni escribe bien, porque sólo ve televisión; que nunca aprendió a cocinar, porque come sólo lo que compra en el "auto rápido" o lo que recalienta en el horno de microondas; que ha perdido la cortesía y la prudencia porque no se puede resistir a contestar el celular, aun en las situaciones más serias.
La tecnología es para que nosotros la usemos, no para que ella nos use a nosotros. Y si no la tenemos disponible en determinado momento, nada de escenas de pánico. Eso es patético.
Si se te cayó el celular en la taza del inodoro y se te dañó, no hay que desfallecer. La vida continúa. Si tu auto se descompuso y tienes que comprar víveres, ¿acaso no hay cerca una tienda del chinito donde puedes ir a pie? Camina.
No podemos depender de un aparato tecnológico para sentirnos plenos. La vida es mucho más, no lo olvidemos.