EDITORIAL
El vía crucis de los músicos
Mañana, 22 de noviembre,
se celebra en todo el país el día de Santa Cecilia, la patrona
de los músicos, artistas y similares. Y como en años anteriores,
estos artistas no han superado el vía crucis de una existencia cargada
de vicisitudes y de limitaciones que le hacen más difícil
su vida artística.
Los músicos se agrupan en dos grandes gremios: el SITMAS, que
es el Sindicato de Músicos, Artistas y Similares, y ANACOR, que es
la Asociación de Acordeonistas. El primero sufre la escasez de oportunidades
y la aparente precaria cotización de su membresía desempleada,
ya que llevan siempre la peor parte cuando alternan con atracciones foráneas.
Aparte de ello, las oportunidades se reducen con la proliferación
de discotecas móviles y fijas que sustituyen a la "música
viva" en fiestas populares y centros nocturnos.
Los músicos llevan décadas de estar confrontando estos
problemas y gran parte de culpa la tienen ellos mismos porque se han estancado
o no han querido superarse, porque estiman que el tiempo se detuvo musicalmente
en las décadas del cuarenta o cincuenta. Hace falta un espíritu
renovador.
En cuanto a la ANACOR, es evidente que la música típica
popular está en su mejor momento. Hay varios acordeonistas de moda
y son los que mantienen la hegemonía. A pesar de que la música
típica ha perdido algo de su esencia y que los acordeonistas están
importando temas foráneos, corren el peligro de perder su estabilidad
por estar ejecutando temas extranjeros en detrimento de los compositores
nacionales.
Las emisoras locales son ahora más generosas con la música
típica porque, reiteramos, está de moda. Pero los músicos
no se preparan para los tiempos de "vacas flacas" y la mayoría
no hace gestiones para cotizar en el Seguro Social u otra institución
de seguridad social. Creen que todo el tiempo van a ser jóvenes.
El músico panameño tiene que superar la bohemia que supuestamente
es inherente a su personalidad y ser más profesional. Exigir un conservatorio
moderno y locales adecuados para sus conciertos y retretas. Ser menos apático
y pensar que lo sabe todo, cuando en materia musical nunca se termina de
aprender.
Nos anticipamos a enviarle este mensaje a los músicos panameños
para que traten de ser mejores, sin traumas, fatalismos ni las divisiones
que los caracterizan. Los artistas que nos dieron un himno deben ya estar
en otro nivel para no referirnos el próximo año al calvario
que están viviendo y que siguen arrastrando ese lastre hacia el tercer
milenio.


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