FAMILIA
Del polvo de Dover a la hierba mexicana
de las cunetas
James A. Inciardi
Los comienzos de la mayoría
de los fenómenos sociales son relativamente fáciles de rastrear.
El jazz norteamericano, por ejemplo, emergió poco más que
un siglo atrás en la ciudad de la Nueva Orleans. Fue una fusión
de las formas artísticas musicales existentes en la América
negra -canciones de trabajo, espirituales y blues- combinadas con elementos
de música folklórica blanca, ritmos de la América hispana
y el Caribe, melodías de danzas francesas y la instrumentación
de las bandas que tocaban marchas. El movimiento ambiental de fines de los
años sesenta y principios de los setenta fue un retoño de
los escritos de la bióloga Rachel Carson, combinado con una mejor
comprensión de los efectos de la contaminación en los ecosistemas.
De igual forma, las raíces del intento actual por liberar las calles
y las carreteras de Estados Unidos de conductores borrachos también
se ubican con facilidad. Empezaron una tarde de primavera de 1980, cuando
un muchacho californiano de 13 años fue atropellado y matado por
un conductor que lo embistió y huyó. Estupefacta ante el hecho
de que el conductor del automóvil no sólo estuviera borracho
en el momento sino libre bajo fianza por su tercer delito de conducir ebrio,
y lo más probable era que no se lo castigara por el crimen, la madre
del niño lanzó la organización Madres contra Conductores
Borrachos (MADD) e inició una campaña de protesta pública.
Pero los orígenes de otras tendencias sociales pueden ser más
difíciles de develar. Las raíces del abuso de drogas son especialmente
oscuras. El uso del opio se remonta por lo menos a la Grecia antigua y aparecen
referencias a la marihuana en textos tempranos persas, hindúes, griegos,
árabes y chinos. De igual forma, cuando el conquistador español
Francisco Pizarro se tropezó con el imperio incaico en 1531, mascar
coca ya había estado en la mitología inca durante siglos.
Aun en Estados Unidos, una nación con una historia relativamente
breve, el comienzo del consumo de drogas como fenómeno social sigue
siendo, en cierta forma, un misterio.
THOMAS DOVER, EL OPIO Y EL GRAN ESPECTACULO DE LA MEDICINA NORTEAMERICANA.
Quizás todo comenzó durante el siglo XVIII con Thomas Dover,
un alumno del médico británico Thomas Sydenham. Conocido comoo
el "Hipócrates inglés" y padre de la medicina clínica,
Sydenham había sido un fuerte defensor del uso del opio para el tratamiento
de las enfermedades. De hecho, estaba tan comprometido con el valor clínico
del opio que poco tiempo antes de su muerte en 1689 afirmó que "entre
los remedios que le ha complacido al Señor Todopoderoso darle al
hombre para aliviar sus sufrimientos, ninguno es tan universal y eficaz
como el opio".
Siguiendo el camino de su mentor, Dover desarrolló una forma de
opio medicinal. Conocido como el Polvo de Dover, contenía una onza
de opio, una de ipecac (las raíces secas de una planta trepadora
tropical) y una de orozuz, combinadas con salpeter, tártaro y vino.
Se lo presentó en 1709, el mismo año en que Dover, también
un aventurero y un corsario, rescató al náufrago Alexander
Selkirk, de una de las desoladas islas de Juan Fernández, frente
a la costa de Chile, inspirando así el Robinson Crusoe de Daniel
Defoe. El Polvo de Dover llegó a América y siguió siendo
uno de los preparados de opio más ampliamente usados durante casi
dos siglos.


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