En la Viena de 1741, un día nublado de julio, en circunstancias poco claras, en soledad y olvido, fallece un hombre de escasa hacienda y que hubo de ser enterrado en lo que a la época se conocía como el "cementerio de los pobres"; dato curioso, en el coro de sus funerales cantó un niño de nueve años conocido como Josef Haydn.
Así terminó el periplo terreno de un extraordinario renovador musical; cuya extensa obra, de seguro amigo lector, Ud. ha escuchado interpretada por las más renombradas agrupaciones de música "culta" actuales. ¿Quién no se ha sumergido en esa plenitud que son Las Cuatro Estaciones, en el ímpetu de L'Estro Armónico, o en los espectaculares Concertis "con molti istromenti"?
Antonio Viva, Crítica en Línealdi es el nombre y su música imperecedera y actual, es exultante y pertenece a lo mejor de la creación del espíritu humano. ¿Es una maldición en el estro de los grandes representantes creativos de nuestra especie el ser parte del olvido en esa memoria colectiva que cada instante es más corta, banal e intrascendente? Así pareciera, y nos lo trae a la actualidad esta serie del amigo investigador José Morales Vásquez, con el apadrinamiento del estratega cultural Luis Gaspar Suárez Sierra "Toty", RESCATE DEL OLVIDO, que cada domingo restituye algo de esa memoria para que constatemos de la pléyade de panameños creativos que, a merced de nuestra desfasada educación, son pasto de la nada.
Pobre la nación donde se ha extraviado la gesta de sus forjadores, de sus prohombres, de sus patricios, de sus artistas, de los que se comprometen en todas las áreas creativas de la producción en la marcha de lo humano.
Perdido está ese pueblo en el que las nuevas generaciones ignoran, por ellos mismos, qué son, de dónde proceden y hacia qué estrella dirigen sus andares. Pobre de esa nación, de ese pueblo esclavo de su ignorancia, de su estulticia.
Leoncio Ambulo Páez no escapa al devenir de los grandes y su ruta humana se ha extraviado para los más. Pero todavía queda un resquicio final por remover. A tal fin fuimos a conversar con uno de los ciudadanos más prestantes del Valle de la Luna, el periodista don Ramón Cano Mojica, "Monchi" para todos, adalid de los desposeídos y que ha servido por cincuenta años al lar chiricano a través de su radio periódico CINCO NOTICIAS por ONDAS CHIRICANAS, Potente y Popular.
Don Monchi es un gran y jovial conversador, con una memoria prodigiosa y con un enorme interés por la historia de este suelo y de sus habitantes. Como periodista y radiocomentarista, de luengo tránsito. Atesora mil y un recuerdos, anécdotas y chispeantes momentos de los avatares de nuestros personajes más representativos.
No faltan en el archivo mental de don Monchi remembranzas sobre los artistas nacidos o que adoptaron Chiriquí como su centro de "laburo". Leoncio Ambulo Páez y su obra más representativa en tierras vallelunenses, el monumento en el Parque de las Madres de David, están incisivos en su plática y anotamos datos relevantes.
(Esta interesante entrevista realizada por el pintor e investigador Manuel E. Montilla continúa el próximo domingo).
OPINION
Perdido está ese pueblo en que las nuevas generaciones ignoran, por ellos mismos, qué son, de dónde proceden y hacia que estrella dirigen sus andares. Pobre de esa nación, de ese pueblo esclavo de su ignorancia, de su estulticia.