Habitantes sienten temor a que se desate una epidemia por respirar los fuertes olores, supuestamente, por los despojos humanos o restos mortales del cementerio de Santiago, que bajan por una zanja cuando llueve en las barriadas La Gloria, Martincito y otras, en la capital verag�ense.
Los habitantes que se encuentran en la parte baja y sur del campo santo se quejan de que hace pocos años, cuando sacan a los difuntos de las bóvedas, se dejan residuos que despiden olores desagradables, y que éstos a su vez, cuando llueve, van a parar a una zanja y, de allí, a una quebrada que pasa justamente por el centro de varias barriadas, impregnando el área, lo que podría provocar serios problemas a la salud si se desata una epidemia.
Magali Mojica, Mario Camargo y Aquilino Fuller indicaron que en reiteradas ocasiones han informado de este asunto a las autoridades municipales, pero a la fecha no se tiene ningún correctivo sobre el problema, que al parecer se agudiza cada vez que los familiares de los difuntos sacan a uno de las bóvedas.
Los residentes en la Barriada La Gloria aseguran que el mal olor a cuerpos de personas en descomposición proviene de los despojos, como ropa de los muertos y partes de los ataudes que dejan para que la lluvia los lave, y las aguas se van hasta la quebrada y, desde luego, hace que el problema exista.
Rubén Patiño, alcalde de Santiago, al ser consultado sobre la queja de los habitantes de las barriadas cerca al cementerio, el mismo negó que este problema esté ocurriendo porque, según la autoridad, no se permite que los familiares de los difuntos -que abren las bóvedas- dejen en ese lugar los restos, vestimentas o partes del cuerpo que estén aún en estado de descomposición.
Rafael Núñez, residente del lugar, dijo que la situación se agudiza cuando llueve fuerte, puesto que las corrientes arrastran hasta la quebrada los residuos de los muertos. Al pasar por el sector, estos residuos despiden los olores nauseabundos, que se convierte, en insoportables y que atentan contra la salud de cientos de personas.
El alcalde Patiño también agregó que el campo santo de la ciudad de Santiago se quedó chico y no se cabe una persona más, por lo que se gestiona la compra de un globo de terreno en las afueras, para evitar justamente situaciones como la que se quejan los habitantes de varias barriadas céntricas a la capital verag�ense.
En la barriada La Gloria, Santa Inés, Martincito y otras esperan que las autoridades a las que les corresponde velar por la seguridad ambiental o por el medio ambiente hagan los análisis respectivos para que determinen las responsabilidades del problema antes de que ocurra una epidemia en estos sectores.
Los fuertes olores que llegan a esas barriadas no son por los despojos humanos o restos humanos, aseguró el alcalde Rubén Patiño, según él, podrían ser de algunas descargas de tanques sépticos de algunas familias, que se han convertido en otra irresponsabilidad.