A esta altura del partido, ya esperábamos ver más, pero estamos como el cangrejo en cuanto al desarrollo de Bailando por un Sueño.
Esta crítica no tiene el interés de desacreditar el programa. Hemos reiterado en varias ocasiones que la idea es favorable y el deseo de cumplir sueños es muy noble.
Pero, en las últimas semanas, hemos visto errores, disgusto, malestares y, por qué no decirlo, preferencias de parte del jurado hacia uno que otro participante.
Salir al escenario y dar lo mejor de sí es el trabajo que tanto soñadores como estrellas se comprometieron a hacer. No es necesario que todos los martes lo repitan.
En cuanto al baile, observamos que hay parejas que demuestran más destrezas que otras; sin embargo, son calificados con puntuaciones bajas. Respetamos las decisiones de los jurados; ellos son bailarines profesionales, pero, a veces, resulta tan obvio el favoritismo que nos preguntamos: ¿Qué están calificando los jurados?
En algunas parejas, se nota claramente el juego coreográfico, los detalles, el entusiasmo y la energía que se requiere al bailar; en otras es casi nula.
Al desconocer, como muchos, lo que exige el jurado, nos gustaría lanzarle una propuesta a MEDCOM. Hagan un reto con los cuatro miembros del jurado, y que bailen cada uno los ritmos que han bailado los soñadores, para que los televidentes juzguen, y que los participantes conozcan qué evalúan los expertos.