Un vaso con café quizás a medio beber; una hoja de control médico que nunca fue llenada; un joven profesional cuya vida fue truncada por un fatal accidente.
El árbol que es fuente de vida paradójicamente también puede quitarla, y más si no se le brindan los cuidados adecuados cuando el paso del tiempo le pasa la factura a esos gigantes de la naturaleza.
El doctor David Andrés Robles Burgos, de 28 años, era un joven con mucha vocación, quien desde hace poco más de mes y medio ejercía como internista en la Sala de Recién Nacidos del Hospital del Niño. El galeno había entrado a laborar en el turno de 11:00 p.m. del jueves a 7:00 a.m. del viernes, por lo que cerca de las 4:00 de la madrugada de ayer se dirigió a su camioneta Land Cruiser, con placa 303865, para descansar un momento cuando sobrevino la tragedia.
Un frondoso árbol de corotú, de más de medio siglo, se desprendió de sus raíces y le cayó al vehículo que estaba en el estacionamiento con Robles adentro. El hombre falleció aprisionado en su vehículo, donde un vaso con café y una hoja de control médico quedaron a medias.
Otros ocho vehículos, entre ellos dos ambulancias, resultaron dañadas.
Se necesitaron más de seis horas y equipo especializado para sacar el cuerpo de su prisión.
RESPONSABILIDAD
La Autoridad Nacional del Ambiente aclaró que según un acuerdo del 2001, corresponde a la subgerencia de Ornato del Municipio de Panamá y Medio Ambiente la responsabilidad de los árboles, arbustos en las servidumbres o áreas públicas.
Sin embargo, el Alcalde del distrito capital aclaró que para podar un árbol se requiere de la autorización de la ANAM.