La decisión del presidente Ricardo Martínelli de no aportar un céntimo para la celebración del carnaval capitalino me parece inteligente y acertada, considerando los penosos escándalos en los que se han visto involucrados los flamantes organizadores de la llamada "fiesta de la farsa".
El país tiene problemas de sobra en materia de la canasta básica, alza del combustible, energía eléctrica, carreteras y sistema de transporte, para alocarse e introducirse en una festividad que más que rendir tributo a Dios, le ofrece "pleitesía" al Diablo.
Hasta el momento, no se ha brindado una aclaración convincente de cómo la "Junta de Carnaval 2009" designada por el ex presidente Martín Torrijos, utilizó alrededor de 5 millones de balboas en una festividad que aportó al país, más penas que glorias.
Cualquier dinero que se pudiera asignar a la fiesta del "Dios Momo", podría ser mejor utilizado en la reparación de carreteras y escuelas, en la alimentación de los menores desnutridos de las zonas montañosas y, en última instancia, en la compra de libros y útiles escolares para los más necesitados.
Ya basta de aplicar esa máxima de que, "lo que no nos cuesta hagámoslo fiesta", de gastarse el dinero de los contribuyentes en eventos que promueven el vicio y la degradación moral de los panameños.
Somos conscientes de que los nacionales necesitan divertirse para despejarse, pero no con fiestas que quebrantan los valores sociales y morales y sumergen al ser humano en las profundidades del pozo de la inmoralidad y el desenfreno.
De aquí, a la temporada carnavalera, saldrán muchos "paladines" a defender lo indefendible, a politizar un tema que no es político, a vender la idea de que el Carnaval es la única cosa que toman en serio los panameños y a criticar a Martinelli por apretar el bolsillo tipo "Chinchorro Carles", al no dar un real para el arranque tipo "Sodoma y Gomorra".
Al final, la decisión de Martinelli , tal vez no provocará muchos aplausos, pero a la larga, los resultados serán positivos y significativos. Señor Presidente, al "gobernar" no se trata de ganar concursos de popularidad, sino de hacer lo correcto y lo que la ley permita.
No aportar un céntimo para la celebración del carnaval de la capital requiere de pantalones y al parecer al Jefe del "Palacio de las Garzas", no le han faltado a la hora de tumbar muros, cobrar deudas con el Estado a los miembros del club de los "Juega vivo" y de encarcelar a los que entran al Gobierno "limpios y salen millonarios".
