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¿Cuánto puede haberle costado en dinero al tesoro de los Estados Unidos la invasión a Iraq? Pregunta como esta quizás nunca tenga una respuesta exacta, pero observando el despliegue desmesurado de fuerzas militares con que se promovió el conflicto desde un comienzo, se llega a la conclusión de que con esos recursos bien se podría erradicar el hambre y las enfermedades en la mitad del planeta.
Movilización de miles y miles de tropas, aviones, portaaviones, arreos de combate, pertrechos militares por toneladas y tantos otros aparatos de guerra, aunque sean sólo vistos a través de las pantallas de televisión, le dan al habitante de hoy, en cualquier lugar del mundo, una noción aproximada del vasto caudal de recursos empleados en semejante aventura bélica.
Después de la toma de Bagdad y la ocupación entera del legendario país entre los ríos Tigris y Eufrates, en la Mesopotamia, el presidente de los Estados Unidos, George Bush aparecía ante las cámaras de televisión prometiendo la asignación de nuevos y millonarios presupuestos para pacificar los últimos reductos de fuerzas dejados por Saddam Hussein.
Empeñados ahora en una guerra con características muy diferentes a las anteriores, los Estados Unidos ha pasado a una etapa de entrenamiento de los propios iraquíes para ensayar la desocupación de sus tropas, lo cual no ha resultado fácil, dados los acontecimientos más recientes.
En estos días, el presidente de España, Aznar y el secretario general de la ONU, Koffi Anam, en una especie de colecta pública, han hecho un llamado al mundo solicitando ayuda para la reconstrucción de ese país.
¿Dónde quedaron las promesas de los Estados Unidos de construir un nuevo Iraq post-Hussein?. |
