Un nuevo golpe recibirán los pobres a sus pobres economías. La Autoridad del Tránsito y Transporte Terrestre acaba de anunciar aumentos de tarifas en los pasajes de las rutas interpronvinciales y las internas.
Los incrementos afectan a la población de siete provincias. En muchos casos son aumentos considerables. Si en la capital -donde hay un ingreso mayor que en las provincias- se objetó el alza de 10 centésimos que se le aprobó hace un par de años a los "diablos rojos", no hay duda que en el interior habrá problemas.
En las últimas semanas se ha dispuesto el incremento de tarifas en más de 300 rutas. El gobierno de la "Patria Nueva" se ha caracterizado por los aumentos. Hubo un alza de impuestos con la reformas tributaria, luego vino la suspendida ley de Seguro Social y ahora las tarifas del transporte público.
A pesar de ello, los sueldos de la masa obrera se mantienen iguales, pero su economía hogareña es ordeñada. Antes los zarpazos fueron para la clase medida y profesional, ahora le toca a los más humildes; aquellos que no tienen auto propio y deben sufrir la odisea de trasladarse de un lugar a otro en el transporte público.
Si bien es cierto que en algunos casos, la actividad del transporte público ha perdido su rentabilidad, debido al alto costo de los derivados del petróleo, precio de los vehículos y su financiamiento, eso se estrella con la realidad de la pobreza de la mayoría de los usuarios del servicio.
Quizás para algunos no es casi nada el aumento de B/.1.50 en el pasaje desde su provincia a la capital, pero para un campesino, puede significar el desayuno, el almuerzo y la cena de un día. El gobierno debe hacer un análisis de los aumentos que viene aprobando, ya que por evitar una huelga de transportistas, se le puede formar un chicharrón con el pueblo.