El estado de la dentadura, la boca, la piel, el cabello o la hidratación de las mucosas dan una idea de la situación nutricional de los adultos mayores.
El simple hecho de añadir zumo de limón al agua contrarresta la sequedad bucal, ya que el ácido cítrico es un potente estimulador de secreción de saliva. La persona aprecia más el sabor de los alimentos y le resulta más fácil masticarlos, de manera que aumentan las posibilidades de que coma.
En un plano bioquímico, según varios estudios epidemiológicos, los marcadores del estado nutricional que suelen estar alterados en la vejez son varios: el hierro, las proteínas (albúmina), el cinc, vitaminas como la B12, el ácido fólico y la vitamina D.