¿Suicidio o negligencia? La muerte de Alejandrina Gutiérrez al caer del quinto piso del Complejo Metropolitano de la Caja de Seguro Social genera dudas. Sus familiares aseguran que no se trata de un suicidio, mientras que la CSS indica que la paciente había mostrado intenciones de quitarse la vida.
Yeimy Rodríguez, yerna de la occisa, afirma que Alejandrina estaba ciega desde hace dos años y que la CSS nunca debió recluirla en una sala con acceso al balcón.
Rechaza categóricamente que ésta se haya lanzado al vacío el pasado 5 de noviembre y dijo que ella pudo haber caído al deambular por la sala y acercarse al balcón.
Alejandrina tenía 48 años de edad y era madre de cinco hijos, el más pequeño de ellos de 10 años de edad.
La versión de los familiares de Alejandrina fue rechazada por el director de la CSS, Guillermo Sáez Llorens, quien aseguró que ella estaba "bien atendida" y había comunicado intenciones de suicidarse.
SIN PROBLEMAS MENTALES
Yeimy asegura que Alejandrina fue internada en la CSS desde el viernes 29 de octubre, por tener problemas con la diabetes y no por sufrir trastornos mentales.
A Alejandrina le iban a dar salida el martes 2 de noviembre, pero el médico que la atendía decidió cambiar de opinión, porque los exámenes detectaron que tenía una bacteria en la sangre.
"Ella estaba en observación desde que ingresó, porque en la sala no había camas. Precisamente el martes 2 de noviembre, cuando nos informan lo de la bacteria, le dieron salida a una paciente en la sala del quinto piso y Alejandrina fue trasladada a esa habitación, donde sí podía recibir visitas", narró Yeimy.
"Alejandrina no era paciente de psiquiatría y jamás pudo haberse suicidado, porque ella era evangélica y siempre nos decía que la persona que se quitaba la vida no entraba al reino de Dios", enfatizó.
¿ACCIDENTE O SUICIDIO?
Para Marcelina Zapata, la muerte de su tía fue un accidente y no un suicidio.
"No se puede hospitalizar a una persona no vidente cerca de un balcón. Lo más seguro es que ella trató de buscar la puerta de salida para ir al pasillo, pero, para su mala fortuna, abrió la que lleva al balcón. Tuvo que haberse tropezado y caer al vacío, porque ella era una persona alta y ese balcón le daba por la cintura", explicó.
"Jamás, pero jamás, mi tía nos dijo que tenía deseos de acabar con su vida, a pesar de los problemas de enfermedad que padecía. Mi tía no se suicidó, porque ella era muy creyente en Dios y desde hace dos años, luego de que perdió la visión por culpa de la diabetes, se convirtió en evangélica", añadió.
Marcelina también recordó que hace tres meses a su tía la refirieron a psiquiatría, pero fue para orientarla luego de que le realizaron unas diálisis.
"La especialista que la atendió en psiquiatría quedó tan sorprendida porque mi tía tenía una autoestima muy alta, con unas ganas increíbles de vivir, a pesar de que tenía tantos problemas de salud", precisó.
"Recuerdo que la psiquiatra nos dijo que le iban a mandar una pastillas, por si acaso, pero que no era necesario que se las dieran porque no las necesitaba", agregó la fuente.
LA ULTIMA VISITA
Cuenta Marcelina que su tía estaba muy animada el viernes 5 de noviembre, día del incidente.
"Algunos de sus hijos, que fueron a visitarla horas antes del incidente, me dijeron que mi tía tenía buen semblante. Cuando se despidieron, aproximadamente a las 7:10 de la noche, estaba contenta", expresó.
Por último, quiso enviarle un mensaje a los administrativos de la Caja de Seguro Social, para que jamás vuelvan a hospitalizar a una persona no vidente en una sala con acceso a un balcón.