El diputado perredista Abraham Martínez cuestionó el carácter fragmentado que el gobierno nacional dispuso para la discusión de reformas tributarias a escasos cinco meses de ostentar el poder político desde el Órgano Ejecutivo.
En octubre pasado, la Asamblea Nacional aprobó un paquete de reformas fiscales, logrando con ello, que el Ejecutivo registre ingresos extraordinarios por el orden de $220 millones que serán incorporados en el presupuesto de inversiones del periodo fiscal 2010.
Cumplida esta primera fase en la planificación macroeconómica del gobierno, el Ejecutivo podría presentar en diciembre próximo a la consideración del Órgano Legislativo una nueva reforma tributaria, cuyo contenido es desconocido, pero los voceros del gobierno coinciden que la misma será para "dejar más plata en el bolsillo de los asalariados".
Para el diputado Martínez el carácter fragmentado para el tratamiento de temas fiscales "no deja ver con claridad ni revisar con precisión los flujos de caja, los efectos de los ingresos y el cumplimiento de compromisos de gastos que tiene el gobierno".
El plan de reforma tributaria del gobierno tiene dos meses de atraso, puesto que la idea original era presentarlo a mediados del mes de octubre. La última reforma aprobada en la administración de Martín Torrijos exprimió cerca de $600 millones.
Sobre el manejo de la política económica nacional, el Ministro de Economía y Finanzas, Alberto Vallarino, ha dicho que con el nuevo esquema, el Gobierno no dependerá tanto de deuda para concretar programas sociales, sino que esto se logrará a través de los recursos que se recauden en Panamá.