EDITORIAL
Tráfico de armas
Las autoridades norteamericanas revelaron ayer los resultados de una operación encubierta, que puso en manifiesto que los insurgentes colombianos utilizan el territorio panameño para sus transacciones de tráfico de armas y narcotráfico.
El propio secretario estadounidense de Justicia, John Ashcroft reveló el monto de la cuantiosa transacción, que involucraba la venta de fusiles AK-47, lanzagranadas, granadas, lanzamisiles personales y un53 millones de municiones.
Sería un tráfico a doble vía se entregaban armas para la guerra a cambio de cocaína y efectivo por un valor de 25 millones de dólares.
Algunas de las reuniones para concretar la operación se desarrollaron en Panamá, Londres e Islas Vírgenes. El monto de la operación pone de manifiesto la magnitud de la guerra que se desarrolla en Colombia y en la que pueda quedar involucrada Panamá, debido a su condición de país limítrofe.
No hay que olvidar que a mediados de año se produjo el caso de las armas compradas a la Policía de Nicaragua con documentos alterados de la Policía de Panamá, que luego fueron desviadas a los paramilitares colombianos.
El millonario tráfico de armas frustrado en esta ocasión, revela las cifras que se manejan en este negocio ilícito que en esta ocasión involucra a los paramilitares, pero que en anteriores casos relaciona a la guerrilla del país vecino.
Los panameños involucrados en este tipo de transacciones, si es que los hay, deben entender que ese tipo de negocios ilícitos no debe tener cabida en Panamá, que como nación debe mantener una posición que no nos comprometa en el conflicto colombiano.
Ya de hecho Panamá vive una ola de desplazados colombianos que están llegando a nuestro país, por temor a la guerra total que se espera en su país. Hay que verse en ese espejo y resulta irresponsable que alguno o varios traten de involucrar al país en ese tipo de transacciones peligrosas, por la ambición de lograr algunos millones fáciles.
PUNTO CRITICO |
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