Si lo ponemos en el contexto laboral, la situación se torna bastante delicada, porque los trabajadores no dan todo lo que pueden, ni siquiera el mínimo, porque sus empleadores no les pagan suficiente, y los empleadores no les suben los sueldos, a veces porque los trabajadores no producen suficiente.
Así empieza a girar un círculo vicioso que no conoce fin. Hay estupendas excepciones de un lado y otro, pero en términos generales la circunstancia se mantiene.
Lo mismo podría decirse de las relaciones académicas, donde los educadores mantienen una actitud tibia, a media velocidad, y no se acercan a sus educandos como lo hacían los docentes del ayer, quienes ponían alma, vida y corazón para la formación integral de sus muchachos.
Igual el conformismo ha levantado campamento en todo sentido en el país. En la política, el deporte, la medicina, el servicio social, la religión... la familia. Todos nos vamos contentando con lo mínimo, sin hacer un esfuerzo, y la oportunidad nunca llega, el mañana -siempre decimos que "mañana" cambiaremos y lo haremos mejor- nunca llega. Mientras tanto nuestros hogares y la sociedad toda se mantiene mediocre. Nadie hace algo por ser excelente. La excelencia es un tema desconocido. ¿Qué haremos?. |