Somos la nación más vieja de Tierra Firme (Siglo XVI), desde Alaska a la Patagonia, y una República institucionalmente joven (1903).
Panamá, en quinientos años de un devenir existencial fascinante, desarrolla un activo proceso de interfecundación cultural.
Las afinidades culturales y espirituales nos dan un real sentido de pertenencia. El Arte, el Folclore y la Literatura son la fuerza permanente de la identidad raizal del panameño. La singularidad de Panamá es su pluralidad y mestizaje. Panamá es tierra de ambigüedades, de metáforas exóticas, somos hijos del conflicto y la contradicción.
Aspiramos a un nacionalismo ético, reflexivo y cuestionador de nuestra dinámica existencial. Para los panameños es imperativo estar por encima de los egoísmos y mezquindades partidistas.