La elegancia de la ex presidenta panameña Mireya Moscoso le salió cara al pueblo panameño, ya que destinó a su vestuario un millonario presupuesto procedente de fondos del Estado.
La que fuera la primera mujer presidenta en la historia de Panamá utilizó durante su mandato (1999-2004), la denominada partida discrecional para hacer compras en algunas de las tiendas de ropa y joyerías más lujosas de la capital panameña.
Moscoso también quiso imprimir su toque femenino con costosos gastos en decoración, según el desglose parcial de los gastos de la partida discrecional, de 23 millones de dólares, publicado en la prensa local en base a cifras divulgadas por la Fiscalía de Cuentas.
La utilización de esta partida para gastos personales de vestuario ha levantado las críticas de diferentes sectores, incluido su sucesor en la Presidencia, Martín Torrijos, quien ha afirmado que comparte la "indignación" del pueblo panameño.
Para el sociólogo Raúl Leis, en una situación de pobreza que afecta al 40 por ciento de los casi 3 millones de panameños, el uso dado por Moscoso a la partida discrecional es un insulto y una falta de respeto hacia las necesidades del pueblo.
En declaraciones a ACAN-EFE, Leis consideró que los gastos de Moscoso son "parte de una cultura de confundir el uso de lo público con lo privado".
El supuesto uso irregular de la partida discrecional por parte de Moscoso, quien lució siempre impecable en todas sus apariciones públicas, ya fue objeto de polémica meses antes de concluir su mandato, cuando la ex presidenta se negó a facilitar información sobre sus gastos.
Según Moscoso, quien lloró cuando varias de esas personas le agradecieron su humanitaria ayuda, los gastos discrecionales se destinaron a becas, ayudas para tratamiento médico, viajes oficiales de apoyo al deporte y un largo etcétera que no incluía las boutiques ni las joyerías.
Pero ahora, con el escándalo desatado tras la publicación en el diario "El Panamá América" de que gastó 2,4 millones de dólares en ropa, accesorios y adornos.