Son el ejemplo para quien se gana la vida honradamente, se dedican a decorar las tumbas y bóvedas de los difuntos y gracias a ello llevan el sustento a sus familiares para varios días; pero este año, las constantes lluvias no han permitido hacer estas labores.
Jorge Ceballos y José Manuel Adames, dos personas que por muchos años se han dedicado a remozar las tumbas en el cementerio de Santiago, uno dibuja y pinta las letras y el otro realiza el trabajo de albañilería, así, cada mes de noviembre este trabajo les deja ganancia entre 250 a 300 balboas en menos de una semana -de los últimos días de octubre hasta el día 2 de noviembre-, época de recordación a nuestros fieles difuntos.
Ceballos, a pesar de ser jubilado le gusta dibujar letras y saber que por lo menos hace algo que a muchas personas le agrada, es por ello que asiste al cementerio en esos días, ha ganarse unos pocos reales con una actividad que le gusta hacer. Entre siete y ocho tumbas es lo que se pintan por día, pero este año no se ha podido por el mal tiempo hay mucha agua.