Hace 7 años Mivia Amaya, una mujer oriunda de El Jobo de Guararé, de la provincia de Los Santos, por casualidades de la vida tuvo que tomar la plancha y planchar polleras. Desde entonces ésta se ha convertido en su profesión. A pesar de que en los primeros días hasta llegó a llorar. Hoy plancha una pollera cada hora.
Mivia, quien reside en un edificio de la histórica Saldipuedes, plancha pollera durante todo el día, especialmente durante estas fechas patrias en las que aún aflora en los panameños el sentimiento por lo nacional.
"Para estos días aumenta la cantidad de polleras para planchar, yo comienzo planchando desde las 6: 30 ó 7: 00 de la mañana hasta las 2 ó 3 de la madrugada" nos dice Mivia, quien por planchar una pollera de gala cobra B/. 18.00 dólares y por una (pollera) blanca B/15.00.
Y es que en la actualidad es casi imposible encontrar en la ciudad otra mujer que se dedique a planchar polleras y según nos dice la experta en una lavandería jamás se logra el efecto que las manos de una planchadora logran en una pollera.
Por eso Mivia, siempre tiene en su pequeño apartamento dispersas por cada esquina y colgadas sobre su cama, muchas polleras que según ella cuenta, son de gran valor, pues se ha convertido en la única persona dispuesta a dar el servicio, que aunque no se crea y para orgullo de los seguidores de la tradición, va en aumento, especialmente entre las niñas para quienes cada día se confecciona más vestuario folclórico.
Mivia asegura que ha intentado enseñar a planchar a otras, sin ningún resultado y es que ahora nadie quiere aprender y asegura que su éxito ha sido que a ella le gusta planchar, aunque asegura que nunca plancha una pieza para sí misma y mucho menos se ha puesto una pollera.
Son varias las instituciones del gobierno que buscan los servicios de Mivia, además de muchos conjuntos folclóricos y ballet. Incluso desde los Estados Unidos solicitan sus servicios de planchado para polleras de conjuntos panameños residentes allá.
LOS SECRETOS DE MIVIA AL PLANCHAR
Mivia reveló su secreto. Toda mujer que viste una pollera le gusta que esté bien estirada y en eso Doña Mivia es experta, pues ella una vez lavada la pieza, la introduce en agua con maicena disuelta y luego la pone al sol. Eso prepara la pollera para un planchado de primera.
Algunas de sus clientes piden que no lleven pliegues, pero la mayoría se los pide.Eso es cuestión de gusto, dice Mivia, quien ya sabe trabajar los detalles que le hace a cada pollera que cae en sus manos.