Fue un lunes como hoy cuando 18 panameños murieron calcinados en el bus de la ruta Mano de Piedra-Corredor Norte. No nos habíamos repuesto del duro golpe en el sistema de Salud con la muerte de 32 personas, cuando en cuestiones de segundos, se activan las alarmas que nos hacen ver las graves deficiencias en el servicio que moviliza a más de 250 mil personas al día.
Es duro aceptar que por culpa de gobiernos y transportistas el panameño pobre tenga que ser siempre la víctima. La semana fue agitada, sobre todo por la protestas en contra del actual sistema y la administración. Fue tanta la presión, que el propio mandatario Martín Torrijos tuvo que por fin encarar la crisis. La remoción de director de la Autoridad del Tránsito fue agridulce. Muchos pedían su cabeza y así se hizo, pero no se irá del todo. Angelino Harris seguirá adelante con su plan de modernización del transporte desde la presidencia. Esto es inadmisible, decían algunos usuarios del transporte que se quejaban ante los medios de comunicación.
Es tanta la frustración que un ciudadano se atrevió a decir que si se enfrentaron en las calles y que ésta mató a menos gente, ellos están dispuestos a luchar contra la corrupción y la anarquía en el transporte porque ellos han matado a más panameños humildes que los militares.
Que este día sirva para recapacitar si estamos haciendo lo correcto como gobertantes, transportistas y usuarios. No debe quedar en el abandono la "Tragedia de la Martín Sosa". Ellos sólo fueron víctimas de un sistema que tarde o temprano iba a colapsar como ya lo está.
Cumplamos juntos el deber de sacar a flote a nuestro país. No engañemos más a los humildes y dejemos el relajo de estar prometiendo acciones y al final no hacemos nada. ¡Basta de juegos!