Cuando me ofrecieron una "carta astral" por cinco balboas y medio en un conocido "mall", comprendí que la brujería estaba por todas partes en Panamá. Por eso es que esta justificado celebrar con bombos y platillos el Halloween. A veces lo celebran más que las fiestas patrias...
Es que el día de brujas da más dinero que el tres de noviembre, me dijo hace tiempo un comerciante.
Como sociólogo comprendo que celebrar ese día ajeno a la cultura panameña, no es más que "penetración cultural" de E.U. en nuestro país.
Algunos dicen que todo es culpa de los zoneítas. Por muchos años celebraron en las bases ese día. Los panameños copiamos el asunto porque es fiesta y gastadera de plata.
Pero no hay que quedarse en la mera celebración del Halloween, algo que hacen las llamadas "clase media y alta". A un niño pobre en una barriada miserable, no se le ocurre andar pidiendo pastillas o tirar huevos a los automóviles.
Realmente el país que "marcha hacia el primer mundo" está lleno de brujería. Por televisión, radio y periódicos aparecen sin ningún desparpajo, desde psíquicos de Internet hasta el humilde indio de una perdida tribu del amazona.
Todos ofrecen lo mismo. Esperanza de salud, ganar la lotería, conseguir o retener al amor de la vida, etc.
Hablé de esto con el gordo "Tamboril". Me dijo que estuvo juntado con una bruja de verdad. "Mire me daba té de agua con que había lavado sus pantis, dizque para mantenerme alelado, pegado a su falda", señaló sinceramente.
Otro testigo de las brujerías "a la panameña" es el flaco ex pescador de cuerda y anzuelo "Cojinoa".
A mi me metieron en un pepino congelado para "suavizarme". Otra vez la mujer amarró un papelito con mi nombre y lo metió en su zapato. Pensaba que me tenía "pisado" y no la dejaría, añadió.
La gorda vendedora de hojaldres conocida como "La Panga" dijo que "yo no tengo que usar ninguna brujería para tener a mi hombre bajo la manga. "Con darle unos sobijos con mis manos expertas en amasar hojaldres tengo suficiente", indicó riéndose.
Me entere en el parque del dominó que en la Cuba comunista existe una especie de universidad de brujería, especialmente la santería. Algunos panameños van allá para hacerse santeros y atender luego a políticos y gente rica que quiere vivir con éxito, dijo el Cholito Mesero del viejo café de Santana.
Pero donde creo que hay los brujos bellacos es en la Asamblea. Mire todas las "pata-de-banco" que hacen y nadie les saca del puesto, señaló reído.