Suena el timbre que invita a que cada persona ocupe su lugar.
Se apagan las luces y la oscuridad inunda el teatro Anita Villalaz de un sapiensal de emociones y sentimientos encontrados, tras un asesinato.
La luz tenue invita a adentrarse en la mente y los pensamientos del pintor Juan Pablo Castel después de haber matado a María Iribarne.
Las luces transmitían los sentimientos de culpa que se mezclaban con los recuerdos de esta alma pertubada, tras haber cometido un crimen.
Esto es parte la obra "Tuneles y laberintos" del grupo de teatro argentino "La Cuarta Pared" como parte de una adaptación para teatro de la novela "Túnel", de Ernesto Sabato.