Voy a una famosa playa chiricana y solamente puedo disfrutarla en ciertos lugares. Los otros... pertenecen a extranjeros turistas, con muchos recursos económicos. Incluso un guardia de seguridad con enorme revólver, no me deja siquiera recorrer la barriada para admirarla.
En tierras altas de la misma provincia, tengo que pagar "peaje" para entrar a un sitio que se ha convertido en el "lugar de las maravillas" para jubilados norteamericanos.
Debo pasar por la vergüenza de que me den un "menú" en inglés "porque los norteamericanos son los que más visitan este restaurante", como me dijeron hace dos años.
Además, si quisiera comprar un pedacito de terreno para hacer una casita y retirarme al jubilarme, no lo puedo lograr. Ahora el metro cuadrados vale centenares de dólares... que muchos panameños no tenemos.
Continúo mi peregrinaje y me entero que al construir lujosas viviendas en un sitio metido en la montaña fresca, se afectó el ecosistema de un río cercano.
Lamento los árboles derribados y no poder disfrutar de algunos parajes hermosos, porque ya construyeron casas para turistas de afuera.
También lamento que la comida no cuesta lo mismo, porque hay personas con plata. Y que la tranquilidad del lugar no sea igual, porque no me satisface ver gente hablando un idioma extranjero en mi patria.
Ni qué decir de bañarme en sitios que ahora los quieren convertir en "playas particulares".
Claro que el turismo es una "industria sin chimeneas" que produce empleos, consumo de materiales de construcción, buena imagen internacional de Panamá, etc.
Pero sería conveniente preguntarse si vale la pena ir vendiendo poco a poco, los mejores sitios de mi patria. Esos extranjeros vienen a disfrutar aquí lo que no consiguen en donde vivieron toda la vida.
Por eso es recomendable que el IPAT realice un estudio socioeconómico del impacto que causa el turismo en Panamá, para ver si todo es tan bonito como lo pintan los promotores de ventas.
Me baso en que la "Patria es primero, y es de los panameños", sin ser enemigo de los extranjeros.
Todos nosotros debemos disfrutar de los recursos naturales que nos dio Dios. No es justo que por no tener miles de dólares no podamos hacerlo.
Comencemos por estudiar esto en Bocas del Toro, Chiriquí, El Valle de Antón, playas del pacífico, etc.