Estados Unidos aumentó la presión contra Teherán al anunciar nuevas sanciones económicas contra su estamento militar y especialmente, la Guardia Revolucionaria, la organización más cercana al presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad.
Esas sanciones, las más severas impuestas por Washington desde la crisis de los rehenes estadounidenses en 1979, afectarán a más de 20 entidades e impedirán que realicen transacciones a través del sistema financiero estadounidense.
Las medidas contra el estamento militar iraní afectan a tres bancos de propiedad estatal: Banco Melli, Banco Mellat y Banco Saderat. Rice vinculó este último con la financiación de actividades terroristas.
Por su parte, el secretario Henry Paulson dijo que "La capacidad del régimen iraní para desarrollar programas nucleares y de misiles balísticos, desafiando las resoluciones del Consejo de Seguridad, depende de su acceso a sistemas internacionales de comercio y financiación". Con 397 votos a favor y 16 en contra, los legisladores aprobaron una propuesta que busca bloquear las inversiones extranjeras en Irán, en el sector energético.