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Panamá igual que casi todos los países, ha requerido cada año de un mayor presupuesto para satisfacer las crecientes necesidades del sector salud. Pero, lo mismo sucede con el incremento de las quejas y presiones de parte de las comunidades necesitadas de atención. Esto no es nuevo, no obstante, los especialistas le están dando un nuevo enfoque al problema y se plantean por ejemplo, la necesidad de preguntarse al final del año fiscal, si es mejor el rendimiento del gasto y si se lograron más cosas que las que ya se estaban haciendo por cada balboa invertido.
Pero, cuando hablamos de ser más eficientes, no necesariamente implica la privatización de los servicios de salud. Existen ejemplos internacionales que confirman que si el aparato estatal respeta cierto grado de autonomía, como sucede por ejemplo con ETESA y el aeropuerto de Tocumen, la administración puede manejarse eficientemente a fin de solucionar los problemas de atención al público.
Un aspecto interesante cuando uno lee algunos análisis elaborados sobre la materia de salud, es que se acepta que el tema es complicado, ya que no sólo implica escasez de recurso material, sino, de falta de incentivos correctos para los distintos elementos que intervienen. Es decir, faltaría motivación y de alicientes fundamentalmente para los que trabajan en los hospitales, policlínicas o centros de salud.
En otras palabras, hay que establecer un sistema que obligue a los hospitales, por ejemplo, a competir entre sí otorgándoles la necesaria autonomía y flexibilidad para poder aplicar métodos administrativos modernos y profesionales.
Según los expertos, el gran desafío es la tecnología, que a pesar de haber permitido nuevos tratamientos, también ha aumentado tanto el costo, que no resulta viable otorgar todas las prestaciones que desearían los médicos y sus pacientes. |
