Los ruidos demasiado fuertes son más peligrosos de lo que se piensa. Generalmente, los sonidos de los autos o los bocinazos se asocian a un poco de estrés o a una simple molestia, pero una investigación realizada en Suecia encontró que el ruido del tráfico se vincula a la hipertensión arterial.
El concepto de contaminación sonora o acústica se refiere a sonidos molestos o excesivos que afectan la capacidad auditiva y el bienestar físico y emocional de las personas. Esta situación es provocada por diversas actividades humanas, desde el tráfico hasta la construcción y el trabajo industrial.