"A los 12 años comencé a vender droga. A los 14, a robar. Me la pasaba preso en Santa Ana. Pertenecí a la pandilla El Pentágono".
Así comenzó la confesión pública de un joven de 20 años, cuya identidad fue reservada-por seguridad-en el taller "Análisis de buenas prácticas en la intervención social con miembros de pandillas", el cual fue convocado el miércoles y ayer, jueves, por la vice-alcaldesa de Panamá, Roxana Méndez.
El ex-pandillero reveló su conversión a Dios: "Me aparté del lugar donde vivía. Fui a la casa de un tío que es siervo de la iglesia. Ese era mi desierto.
"Así como me sentí lo suficiente para delinquir, ahora me siento suficiente para predicar", comentó el muchacho.
El taller contó con la participación de más de 25 organizaciones y distintas iglesias, a las que el joven en re-socialización, solicitó ayuda: "Tengo un hijo con parálisis cerebral".