Siempre es el mismo cuento. Los chicos que se sientan en la parte de atrás del salón de clases son los que fomentan el desorden. No prestan atención a lo que la maestra dice y a la hora de las tareas andan perdidos. El resultado: El fracaso.
Prestar atención no es más que el ejercicio de escuchar con detenimiento la explicación de alguien sobre un determinado caso. En esto es en lo que deberían estar los chicos en el colegio. Cada clase se explica un mundo de acontecimientos que van nutriendo el bagaje cultural de los hombres del mañana.
No prestar atención es como perderse un capítulo de una película interesante. Esto acarrea que no se comprenda la trama y al final provoque aburrimiento. Algo igual ocurre en los salones de clases, pues hay chicos que sólo andan tirando el papelitos, mientras un gran porcentaje escucha cuándo se fundó la nación.
Ah, pero cuando se trata de un arranque, o una escapada a irse a un centro comecial a jugar en las maquinitas, o cuando te incitan a tirar piedras y desbaratar propiedad privada, ahí muchos sí dicen presente. Tienen los 5 sentidos puestos en lo menos productivo.
Esta frescura, esta deficiencia de atención tiene que acabarse jóvenes estudiantes. De lo contrario, cuando salgan al mundo real, ese donde los papás no nos costean todos nuestros caprichos, y donde en los trabajos la gente que anda perdida sencillamente recibe una certera patada en el trasero, serán carne de cañón
La cantidad de datos científicos e históricos están ricos de enseñanza, pero si perdemos el tiempo en el relajo y en la gabilla, al final nos perderemos el oro del razonamiento, destrozando nosotros mismos el futuro profesional al que cada uno tiene derecho. Cuando se asuman responsabilidades serias, 10 años después se verán los frutos, pero, si no las tomamos, igual veremos los frutos de lo que no alcanzamos.
La época escolar es uno de los momentos más hermosos de todo ciudadano. ¿Quién no daría lo que sea para volver a primaria? Pongamos de nuestra parte, ahora que está iniciando el año escolar y todavía hay tiempo para salvar el primer bimestre.
Estar sentado al f inal del aula, haciendo desorden y mirando lejos, se puede sentir muy bien hoy. Pero dentro de 15-20 años, se darán cuenta de que fue un gran error.
