MUNDO

CARIBE
Cierre de base marca fin de una era

linea
La Habana
REUTERS

El cierre de la base de inteligencia en Cuba con la que Moscú vigilaba desde 1964 a Estados Unidos pondría fin a una era, de la que aún quedan bastantes vestigios, más o menos vetustos, en la isla caribeña.

El presidente ruso Vladimir Putin anunció esta semana la retirada de sus tropas del centro radiolectrónico de Lourdes, un extenso campo de antenas y radares en medio de la vegetación tropical de las afueras de La Habana, cuya existencia desconocían muchos cubanos.

"Se sabía que seguían habiendo soldados rusos, pero no que había esa base tan importante", comentó sorprendido un joven ingeniero cubano llamado Boris, nombre común en Cuba, al igual que Vladimir o incluso, aunque menos, Lenin.

Los 1.500 rusos, entre militares y sus familiares que aún trabajan en Lourdes, son los últimos de una presencia militar que llegó a alcanzar las 20.000 personas en los años de oro de la estrecha alianza de La Habana con la desaparecida Unión Soviética.

De algún modo, la visita de Putin a la isla en diciembre del 2000, en la que no se logró revitalizar la relación bilateral, fue una despedida a esa era de estrecha colaboración Moscú- Habana, que fue vital para la isla hasta la caída de la URSS.

"AHORA LOS CHINOS"

A los pocos meses después de Putin, visitó la isla el presidente chino Jiang Zemin, que firmó varios convenios con el gobierno de Fidel Castro, del que se ha convertido en un importante socio económico.

Durante este año se han sucedido intercambios de alto nivel entre los dos países, y los productos chinos proliferan en las tiendas cubanas.

"Ahora llegan los chinos, antes rusos y ahora chinos", dijo un joven en una tienda de electrodomésticos repleta de televisores Panda chinos.

También hay algunos proyectos de construcciones, como un hotel en el Malecón de La Habana. Algunos analistas incluso han especulado que China podría estar interesada en ayudar a Cuba a mantener abierta la base de Lourdes.

Pero los chinos no pueden borrar la huella soviética en Cuba, donde aún circulan muchos automóviles Lada y Moskvichs, algunos renqueantes y otros en perfecto estado.

Gran parte de la maquinaria de la isla, de los camiones y de los aviones --como los Antonov y Tupolev-- sigue siendo soviética, por lo que Cuba depende aún de Rusia para las piezas de repuesto.

Pero el gran monumento a la alianza con la Unión Soviética es la imponente embajada rusa, una torre de 20 pisos.

Ahora los pocos diplomáticos rusos casi se pierden en los enormes salones de mármol del edificio, que mantiene varias plantas cerradas.

Otros vestigios soviéticos en el paisaje cubano son tres obras inconclusas: la central nuclear de Juraguá, la refinería de petróleo de Cienfuegos y la planta de níquel de Las Camariocas. Sin embargo, las huellas más importantes de aquella estrecha alianza cubano-soviética son económicas.Por una parte, aún queda pendiente la deuda de La Habana con la antigua URSS sobre cuyo montante no se ponen de acuerdo los dos gobiernos.

Fuentes rusas la cifran en unos 20.000 millones de dólares.

Pero La Habana sostiene que parte de esa deuda debería ser cancelada para indemnizar a Cuba del daño sufrido por la caída de la URSS, que sumió a la isla en una grave crisis, denominada eufemísticamente el "período especial".

 

volver arriba 

 

 

linea
linea gris

| Primera Plana | Portada | Nacionales | Opinión | Económicas | Mundo |
| Deportes | Provincias | Variedades | Sucesos | Sociales | Ediciones Anteriores |
| Buscador de Noticias | Clasificados Epasa |



bandera de Panama
Ciudad de Panamá
Copyright © 1995-2001 Crítica en Línea-EPASA
Todos los Derechos Reservados