La familia del Rolando Carrinton, de cinco años, esperan que se haga el milagro y que el niño pueda recuperarse.
La misión parece un difícil, pues el pequeño no sale del estado de coma en el que cayó, después que un marco de hierro que sostenía la portería de un campo de fútbol en Río Abajo, se le fuera encima.
El menor permanece en la Unidad de Terapia Intensiva del Hospital del Niño conectado a un respirador artificial desde que el pesado marco de más de 300 libras le provocó lesiones cerebrales.
En su casa, en el popular sector conocido como La Porqueriza, en el corregimiento de Río Abajo, los vecinos y familiares de "Rolandito" no dejan de lamentarse por la tragedia, y es que el niño no es la primera víctima de la estructura: anteriormente una pequeña de siete años, tuvo fracturas en el pie, y un hombre de 24 años, una herida en el hombro.
La madre de Rolando, una reclusa del Centro Femenino de Rehabilitación, no deja de llorar al ver a su hijo aferrado a un respirador.
Las cosas para el niño y su familia nunca han sido fáciles, pues a diario han tenido que convivir entre aguas negras, alimañas y malos olores en una de los sitios más pobres del corregimiento de Río Abajo.
Los hermanos del menor confían en su pronto regreso y que pueda volver a la escuela y jugar fútbol, como tanto le gusta.
El doctor Luis Coronado, quien atiende al menor, califica la situación como bastante delicada y de pronóstico reservado.
En tanto, a sus familiares sólo le queda esperar para ver la evolución del niño en las próximas horas, y saber si podrá superar la dura prueba que la vida le ha puesto.
Los mismos se aferran a sus creencias y en la confianza de que pueda ocurrir un milagro y Rolandito se recupere.