Kelvin Vargas acompañaba a su hermano mayor a quemar la basura, como era su costumbre, porque en la apartada comunidad de la población de Pilón, en Colón, donde reside, no hay servicio de recolección de basura.
Pero esa vez, el destino le jugó una mala pasada a ese niño de nueve años: Justo cuando realizaba esa tarea, los restos de combustible donde estaba parado, provocaron que su cuerpo se incendiara.
El pequeño terminó con quemaduras de primero, segundo y tercer grado en la cara, manos, piernas, genitales y glúteos.
Permanece en el Hospital del Niño.