Pasadas dos galas de "Bailando por un Sueño", ha quedado cierta inconformidad entre el público.
Sin embargo, para el productor del programa, Juan Carlos Barreiro, el rating aumentó de 600 mil televidentes, la primera semana a 800 mil, en la segunda edición.
El concurso tiene un buen formato ya que se podrá cumplir el sueño de uno de los participantes, sin embargo, el martes la monotonía se apoderó de algunos momentos del programa.
FALTA DINAMISMO
Faltó el dinamismo que requiere una larga transmisión de tres horas. La conducción del show resultó, por momentos aburrida, le falta vida.
En este sentido, Barreiro asegura que la duración del show irá disminuyendo a mediada que se vayan eliminando las parejas.
Un cambio que pudo apreciarse el martes fue la poca aparición en cámaras de la presentadora de noticias Jennia Nenzen. Sólo se vio al principio y al final.
Nenzen jugará el papel backstage ahora, según explicó el propio productor de Bailando por un Sueño.
Sobre algunas críticas poco favorables sobre el papel que está desempeñando Luis Eduardo Quirós, Barreiro aclaró que el Canal está satisfecho con la función de este presentador.
Después de una ausencia de más de 10 años fuera de cámaras es lógico algunos fallos.
VIENE EL SHOW
En cuanto al show en sí, se apreció mucha descordinación en la mayoría de las parejas. Les faltó entrega a los participantes, y eso fue notorio en las bajas puntuaciones del jurado.
Los mejores de la noche resultaron ser Miguel Esteban y Shessi. El carismático Bosco Ricardo Vallarino que parecía el gemelo de Daddy Yankee cuando bailó Hip Hop también animó un poco, aunque quedó sentenciado. El resto de parejas deberán practicar más para lograr el sueño que buscan.
Esta fue la opinión general de los jurados, que a diferencia de la semana pasada fueron más críticos, enérgicos y castigaron con muy bajas puntuaciones a algunos soñadores.