El principal colectivo de la oposición busca seleccionar hoy una dirigencia transitoria en medio de una división cuyos lideres quieren disimular pregonando la unidad que pocos creen y respetan.
El PRD afectado por traiciones internas, primarias de cuchillos largos y una aplastante derrota electoral, está dividido en facciones, que en vez de promover la recomposición de sus cuadros tienen las luces largas mirando hacia la candidatura presidencial del 2014.
Había cuatro grupos en pugna permanente: la de Juan Carlos Navarro, Martín Torrijos, Ernesto Pérez Balladares y Balbina Herrera, pero ahora ocurrió algo sui géneris: la ministra de un gobierno adversario busca presidencia del PRD.
El principal problema entre la dirigencia del PRD es la credibilidad. Promesas y términos incumplidos han provocado que no exista confianza entre sus miembros. Se dice hoy una cosa y a los cuatro minutos se hace todo lo contrario.
Ojalá que la elección que harán hoy los 309 miembros del directorio nacional se desarrolle dentro del marco del respeto, transparencia y con reglas iguales para todos, porque en democracia se requiere una oposición que ejerza su papel.
El partido fundado el 11 marzo de 1979 ha perdido 70 mil adherentes en el término de un año, pero aún sigue siendo el colectivo con más integrantes, por lo que requiere recomponer su dirigencia, con el objetivo de hacer sus aportes al país y no para defender a miembros envueltos en problemas legales.