"Las naciones caminarán en su luz" (Ap 21, 24)
En este domingo, dedicado a las misiones, me dirijo ante todo a vosotros, Hermanos en el ministerio episcopal y sacerdotal, y también a vosotros, hermanos y hermanas de todo el Pueblo de Dios, para exhortar a cada uno a reaViva, Crítica en Línear en sí mismo la conciencia del mandato misionero de Cristo de hacer "discípulos a todos los pueblos" (Mt 28, 19), siguiendo los pasos de san Pablo, el Apóstol de las Gentes.
Objetivo de la misión de la Iglesia es en efecto iluminar con la luz del Evangelio a todos los pueblos en su camino histórico hacia Dios, para que en Él tengan su realización plena y su cumplimiento.
1. TODOS LOS PUEBLOS LLAMADOS A LA SALVACION
La misión de la Iglesia es la de "contagiar" de esperanza a todos los pueblos. Para esto Cristo llama, justifica, santifica y envía a sus discípulos a anunciar el Reino de Dios, para que todas las naciones lleguen a ser Pueblo de Dios. Anunciar el Evangelio debe ser para nosotros, como lo fue para el apóstol Pablo, un compromiso impostergable y primario.
2. IGLESIA PEREGRINA
La Iglesia universal, sin confines y sin fronteras, se siente responsable del anuncio del Evangelio a pueblos enteros. La Iglesia busca transformar el mundo con la proclamación del Evangelio del amor, "que ilumina constantemente a un mundo oscuro y nos da la fuerza para vivir y actuar... y así llevar la luz de Dios al mundo". Es a esta misión y servicio que, con este Mensaje, llamo a participar a todos los miembros e instituciones de la Iglesia.
3. MISSIO AD GENTES
De este modo, la misión de la Iglesia es la de llamar a todos los pueblos a la salvación operada por Dios a través de su Hijo encarnado. Es necesario por lo tanto renovar el compromiso de anunciar el Evangelio, que es fermento de libertad y de progreso, de fraternidad, de unidad y de paz. Deseo "confirmar una vez más que la tarea de la evangelización de todos los hombres constituye la misión esencial de la Iglesia", tarea y misión que los amplios y profundos cambios de la sociedad actual hacen cada vez más urgentes.
Pido por lo tanto a todos los católicos que recen al Espíritu Santo para que aumente en la Iglesia la pasión por la misión de difundir el Reino de Dios, y que sostengan a los misioneros, las misioneras y las comunidades cristianas comprometidas en primera línea en esta misión, a veces en ambientes hostiles de persecución.