La apareción de sogas, primero en un árbol de un colegio, después en una comisaría de policía y esta semana en el despacho de una profesora universitaria, demuestran una tensión racial latente en EEUU.
Las sogas, como las cruces ardiendo, sirvieron para intimidar a generaciones de afroamericanos y son un recordatorio de los 4.000 linchamientos de hombres negros que tuvieron lugar en EE.UU. en los siglos XIX y XX.