Esta es una historia digna de publicar. Hace 40 años llegó a la capital panameña en busca de un mejor futuro para su familia, la pareja compuesta por Gerardo de León Bustamente y Manuela Domínguez Batista junto a sus siete hijos.
Para el sostén de esta familia, oriunda de Mariabé, en Pedasí, provincia de Los Santos, los padres decidieron poner una tienda que llamaron "Minda", en honor a su única hija. A través de este comercio, educaron a sus tres hijos más pequeños, quienes hoy son profesionales.
Esta tiendita reviste de vital importancia porque es la única en San Felipe que pertenece a santeños, las demás son propiedad de chinos.
Pese a que por muchos años esta tienda fue la ilusión de esta familia y el sustento de vida, últimamente el avanzado estado de deterioro del inmueble ponía en peligro la vida de estas personas.
Tomando en cuenta que el patrimonio lo representa también la gente, con el objetivo de que este negocio no desapareciera, se trasladó esta tiendita de la Avenida A y Calle 12 a la Casa Rosada, inmueble recuperado por el Ministerio de Vivienda.
En medio de tambores, se inauguró este comercio que aún mantiene productos a "real" como el delicioso pancito de la arena, las estrellas y las bolitas de pan. También ofrecen a sus clientes el chicheme, receta que guarda celosa la señora Manuela.
Con la premisa de que "Dios proveerá", esta familia ha logrado echar para adelante y el número de integrantes creció, pues esta pareja -a parte de sus siete hijos- hoy tienen ocho nietos y ocho bisnietos.
Cuenta el hijo mayor, Arsenido de León Domínguez, que sus padres en el interior se dedicaban a la agricultura, pero por las diversas calamidades que pasaron, decidieron emprender este viaje a la capital, que les trajo alegrías y tristezas.
Tristezas-según relata- porque desde los tiempos de la invasión hasta la actualidad les han robado en múltiples ocasiones, cosa que no ocurría recién llegaron a San Felipe, cuando se vivía en completa tranquilidad.
En este sentido, el director ejecutivo de la Oficina del Casco Antiguo (OCA), Ariel Espino, manifestó que en este lugar, declarado patrimonio histórico, no solo es importante el tema de las mejoras a las viviendas, sino también el comercio barrial, que ayuda a la seguridad porque van alojando a familias buenas que tienen años de vivir en esta zona, evitando las invasiones de pandilleros y de otros grupos que utilizan estos edificios para actividades ilegales.