Hay personas que piensan que la orden de no mirar atrás, que aparece en uno de los pasajes de la Biblia, cuando Dios destruida la ciudad de Sodoma y Gomorra es con ellos. Se hacen los "chivos locos" y cumplen fielmente estas palabras, sobre todo si lo que está atrás es su pasado de pobreza.
En Panamá se lucha mucho por salir adelante, más si perteneces a la clase trabajadora con pocos recursos económicos. De esta categoría de personas hay un leve porcentaje que no se acuerda de sus raíces y prefiere ni mencionar que se criaron en un barrio popular.
Resulta ahora que, como sus amigos son otros, no quieren que la gente sepa su lugar de procedencia porque quizás piensan que más nunca querrán hablarle.
Si eres de esos que has luchado estudiando fuerte y has aprovechado el sacrificio de tus padres para pagarte algo de los estudios, debes reconsiderar mantener tu postura y no negar que eres el hijo de Calidonia, El Chorrillo o Barraza. ¿Por qué hacerlo? Al contrario, siempre es bueno saber que vienes de abajo para que conozcan el gran esfuerzo que has hecho para llegar donde estás.
Negar de dónde uno proviene es como negar la esencia de quienes somos en realidad. No es saludable desde ningún punto de vista andar por ahí creyéndonos los grandes magnates cuando en realidad no es así.
La humildad es y debe ser la pieza fundamental del comportamiento de todos los seres humanos que deseamos seguir adelante.
¿Por qué cambiar? No hay motivos para pretendernos o creernos diferentes a los demás cuando ante los ojos de Dios todos somo iguales.
No hay que seguirle el juego a diablo que te mete en tus pensamiento ideas ridículas como tratar mal a la gente pobre que no tiene nada, cuando te das la gran vida material que en nada te ayudará cuando tengas que partir al más allá.