Desde hace muchos años las actividades comerciales han sido la principal fuente económica panameña.La producción agropecuaria funciona más o menos. Es frecuente que falten productos y se tenga que comprarlos en el exterior.Pero esta realidad choca a veces con la mala atención que reciben algunos clientes, en ciertos locales comerciales.
La frase esa que "el cliente siempre tiene la razón" parece que la conocen algunos empleados.
Aunque existe una oficina de quejas del consumidor, que a veces logra frenar injusticias de este tipo, muchos casos se escapan de su atención porque no son denunciados.
En muchos comercios pareciera que el cliente es un ser que hay que explotar a como dé lugar. Se debe aprovechar su ingenuidad o ignorancia, para lograrle vender cualquier artículo.
Así se pueden ver ejemplos de la llamada publicidad engañosa. En anuncios se prometen rendimientos y señalan eficiencias que están lejos de ser realidad.
Entre esas circunstancias están las garantías por el uso de un artículo nuevo. Se les pueden dar certificados y documentos, pero cuando hay un "daño de fábrica", no les extrañe que surjan contratiempos para conseguir una atención adecuada.
A veces los artículos por ser extranjeros no tienen suficientes piezas de repuestos en Panamá. O sencillamente no hay expertos calificados para atender los daños de ese aparato.
Por años parece que hubo en Panamá una "cultura del juego vivo" en eso de las garantías.
Por suerte los tiempos están cambiando y ya es cada vez más frecuente los departamentos de mantenimiento en las grandes empresas.
Claro que todavía sigue el asunto de la llamada "letra menuda" en los contratos de garantía.
Casi nadie se toma la molestia de buscar una lupa para leer las letras minúsculas, donde se dan detalles de las garantías.
No les extrañe que cuando necesite esos servicios, entonces con una sonrisa se les informe que ya terminó el período de garantía señala la "letra menuda" del contrato.
Hay que insistir al público que cuando haga una inversión en adquirir artículos, tenga bien en claro cuáles son las garantías que se le dan, en qué plazo puede usarlas, etc.
Estas situaciones pueden darse en la compra de electrodomésticos, automóviles y hasta viviendas.
Lo que parecen ignorar quienes actúan de esa manera, es que un cliente insatisfecho se convertirá en un mal propagandista de ese producto. Y a la larga hará más daño a la empresa que atender su reclamo.