Mariluz García, una joven colombiana de 22 años, decidió como muchos de sus compatriotas, venir a Panamá en busca de un mejor porvenir.
Una poderosa razón la obligaba a dejar el lugar que la vio nacer, el poblado Bello, muy cerca a la ciudad de Medellín: una hija de dos años que mantener y ayudar a sus padres que pasaban por una difícil situación.
Es por eso que decidió aceptar la propuesta de una compatriota para que viniera a Panamá a trabajar en una tienda de electrodomésticos, propiedad del esposo de la misma.
Al poco tiempo de llegar al país, Mariluz conoció a Manuel Mosquera, un empresario de 48 años, que se dedicaba al negocio de importar gasolina para barcos, con el que entabló una relación sentimental.
Con el mismo fue de visita a Colombia en agosto, y a su regreso a Panamá, el 15 de septiembre, fue secuestrada junto a Mosquera, desde un apartamento en el Edificio Deco Plaza, en Obarrio, en el corregimiento de Bella Vista.
Según testigos del hecho, a ambos los sacaron a la fuerza y se los llevaron en un vehículo, y desde entonces no se ha sabido nada de ellos.
El caso volvió a tomar relevancia ayer, martes, al llegar a Panamá Dioselina Munera y Diego García, madre y hermano de Mariluz, quienes solicitaron a las autoridades panameñas que les brinden información sobre el paradero de la desaparecida.
Entre las versiones que se manejan figura que la familia del empresario ya pagó el rescate por dos millones de dólares en Colombia, pero el afectado no ha sido liberado aún.
En Panamá, la DIJ lleva el caso de Mariluz como una privación de libertad.