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Se está implementado el cultivo de papa chilena en las Tierras Altas chiricanas. (Foto: Marcelino Rosario / EPASA)
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La preocupación de los productores de Tierras Altas continúa por los bajos precios que reciben, mientras los consumidores siguen pagando un alto costo por este producto.
CADENA
Stephans Fistonic, un productor que lleva 50 años en la producción de hortalizas, papa y cebolla en Tierras Altas, sostiene que los altos costos de producción comienzan a deprimir al sector al compararlo con el precio en que alcanzan a negociar sus productos. El consumidor que es el último eslabón de la cadena no se puede beneficiar con los bajos precios que venden los productores.
La actividad muchas veces se hace insostenible, porque antes de 1997, los productores tenían una competitividad de la producción nacional, después se abrieron las puertas a la producción extranjera.
Señaló que muchas veces tienen que dejar perder las producciones en el campo porque es más costosa sacarlas para la venta y ahora considera que se tiene que analizar detenidamente el futuro de la seguridad alimentaría del país.
PROBLEMA
El problema es que los altos costo en los insumos agrícolas han provocado un aumento en la producción de Tierras Altas y los productores siguen recibiendo bajos precios, mientras que el consumidor sigue pagando mucho más por las hortalizas.
Julio es uno de esos consumidores que cada quincena que llega al supermercado, tiene que dejar a un lado las hortalizas, la papa y concentrarse en los productos de primera necesidad. La comida en los establecimientos comerciales chiricanos están muy caros.
Chiriquí es el lugar donde se producen legumbres, hortalizas y otros rubros, mientras que los productos se consiguen más baratos en otras partes del país.
COSTOS
Los productores señalan que en el caso del brocoli, ellos reciben por la caja de 30 libras que lleva unas 36 unidades un costo promedio de tres dólares y en los supermercados llega a costar esta unidad un dólar con 25 centésimos.
Aducen que generalmente el consumidor no tiene la oportunidad de comprar este producto por el alto costo y termina siendo una pérdida para el productor que a veces le sale menos costoso que se pierda en el campo.
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