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Pandillas juveniles

Por: Alfonzo Zamora | Periodista

Mucho se habla de los ghettos en la actualidad, sobre las bandas criminales juveniles y el rastro de violencia, sangre y muerte, dejan por todas partes.

Distanciados de los centros de estudio por las carencias económicas, los jóvenes de los barrios marginales no han encontrado una forma de sobrevivir que no esté emparentada con la delincuencia o al menos muy cercana.

En laberintos de húmedas y sombrías callejuelas, de casas condenadas, deficientes o nulos servicios públicos, acometidos por los mercaderes del vicio y la corrupción, a los niños se les prefigura la sombra de una cárcel o el macabro espectáculo de alguien muerto sobre un charco de su propia sangre, como futuro más próximo.

Las estadísticas económicas indican que un 80 por ciento de la población logra apenas el 20 por ciento de las riquezas producidas por la nación y de ese 80, al menos el 40 por ciento de personas subyacen bajo la línea de la más abyecta pobreza, sin acceso a los servicios básicos de salud, vivienda y educación. Con este aciago panorama, no es extraño que sucumban las bases del sistema y la violencia trascienda los muros de contención establecidos por los niveles socioeconómicos.

Como promedio, un joven perteneciente a pandillas incursiona en actividades delictivas entre los once y los trece años, pero en ocasiones estas edades son notoriamente inferiores.

El cuadro se complementa con una traumática ruptura del núcleo familiar, con un padre o figura representativa sustituta desempleada, en contacto con el alcohol o las drogas; la madre, por su parte, no siempre se dedica a participar en labores onerosas, pero más constante es encontrarlas mal pagadas en empleos básicos sin muchas expectativas. Es urgente, entonces, establecer estrategias. El futuro de la nación depende de este complicado presente. No valen la demagogia ni la crítica extrema sin aportes. Debemos actuar deprisa para no convertirnos en un territorio sin esperanzas por donde la muerte deambule con su guadaña al hombro, arrastrando valiosas vidas.



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