La organización Transparencia Internacional (TI) reveló ayer su más reciente informe sobre 179 países a los que se midió el índice de percepción de corrupción, tabla en la cual Panamá figura en el puesto 94, con un puntaje de 3.2.
Esta medición la podemos ver desde dos perspectivas: si bien Panamá marcó un mejor puntaje que el año pasado (3.1 de índice en 2006), y al mismo tiempo cortó con una racha de puntajes cada año más bajos; también nos dio una muestra de los esfuerzos concretos en materia de transparencia que hacen nuestros vecinos, un ejemplo que no hemos sabido imitar.
TI destacó el caso de la mejoría de Costa Rica, país que no estará pasando por la época de bonanza económica de Panamá, pero cuyo historial y méritos en materia de lucha contra a corrupción nos deja detrás de la ambulancia.
Según TI, Costa Rica figura entre las naciones que ha logrado mayores progresos, ya que pasó de una puntuación de 4, 1 en 2006 a un 5 sobre 10 (nivel sin corrupción).
Tal vez si para estas alturas ya hubiese justicia para los afectados por el envenenamiento con dietilenglicol, o para los familiares de los 19 muertos en la tragedia del bus incendiado de Mano de Piedra, nuestro índice estaría mucho mejor de lo que vemos actualmente.
Igualmente, quizá estaríamos a la par con Costa Rica si las autoridades se hubiesen tomado en serio resolver el perenne problema del transporte colectivo. Sin embargo, pareciera que en este tema, los elementos corruptos del gremio transportista parecen tener arrinconados al gobierno.