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Asabiyah

Enrique A. de Obarrio | Abogado

Por supuesto que es cuestionable el hecho de que algunos diputados pretendan establecer nuevamente las partidas circuitales. Es más que entendible el rechazo que tamaño exabrupto ha generado por parte de diversos sectores.

Es una intención que para nada debe sorprender a la ciudadanía. En realidad, ya hemos perdido capacidad de sorpresa ante tanta bellaquería. ¿Estará esto relacionado con la reciente elección del diputado Pedro Miguel González?

Una vez mas, diputados de gobierno y oposición hacen mancuerna para servir sus intereses particulares a través de la política; es la gran diferencia entre servirse de la política, y servir al interés general y el bien común a través de la política. Los electores han de haber registrado muy bien, al mismo tiempo, quienes de los actuales dirigentes en partidos políticos se han opuesto abiertamente a estas pretensiones, pues es indicativo de su verticalidad, coherencia de discurso y compromiso con la decencia en este país.

Lejos de servir al pueblo, algunos diputados quieren regresar al nefasto uso de las partidas circuitales, que es dinero de todos, con fines reelectoreros.

La oposición a esta pretensión debe hacerse sentir por las grandes mayorías.

En vez de estar preocupados en legislar pare resolver a los miles de usuarios el apremiante problema del transporte público, pareciera que para algunos diputados, de lado y lado, es más importante hacerse de recursos, que son de todos, pensando en la próxima elección.

Los diputados, por Constitución, han de actuar en interés de la Nación y representan a sus respectivos partidos y a los electores de sus circuitos; los representan en la Asamblea para legislar en el interés general; y para eso devengan los emolumentos más elevados dentro del sector público.

No existe fundamento constitucional alguno, ni mucho menos moral, para que, en adición a lo anterior, se entreguen millones de balboas anuales a los diputados, que en la práctica son utilizados para el clientelismo político reelectorero, con miras en las elecciones de 2009.

Propicia es la ocasión para exigir mayor transparencia y rendición de cuentas sobre la utilización de recursos de todos, a través del Fondo de Inversión Social.



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