El reciente intento de robo a la casa del general retirado Rubén Darío Paredes ha causado consternación en la ciudadanía, no solo por las condiciones en que se dio el hecho (intercambio de disparos entre el ex militar y los delincuentes), sino porque el crimen ya no respeta a nada ni a nadie y desafía abiertamente a la sociedad.
Luego de este suceso, la mayoría de las personas se han mostrado preocupadas y dicen que si esto se lo han hecho a Paredes, ¿qué nos espera a los demás?
Las actividades del narcotráfico en nuestro país y sus delitos conexos se han constituido en una de las mayores causas de pobreza y ruina entre la población porque a pesar de haberse reducido la tasa de desempleo, no han disminuido ni los delitos ni la violencia.
Panamá ha sido reconocido como uno de los milagros económicos de América Latina y algunos la comparan con Irlanda, Singapur, Polonia y otras naciones en abierto crecimiento y desarrollo. Sin embargo, la diferencia es que también nos hemos convertido en la puerta de entrada para todas las fechorías de quienes se dedican al tráfico de sustancias ilícitas.
La designación de un ex militar en el puesto de ministro de Gobierno y Justicia representa la evolución hacia la resolución de los problemas nacionales, porque el desempleo y la pobreza son asunto nuestro, pero las transnacionales del crimen nos embisten desde fuera de nuestras fronteras y esto requiere una estrategia creativa y contundente.
No creemos que esto pueda ser solucionado con un plan de seguridad pública que no enfrente desde todos los flancos, con acciones multilaterales, eventos como el tráfico de drogas, que es la causa primigenia de la desestabilización y el atraso de las naciones.
No podremos hacer frente este gran reto para alcanzar la paz en nuestro territorio, porque al ser combatido en Colombia el tráfico de estupefacientes, sus cabecillas y sus operaciones se instalan en los países de la periferia como es el caso de Panamá, territorio muy atractivo por sus condiciones geográficas. Por eso se capturan tantos capos en nuestro país.
Una de las mayores irresponsabilidades que hemos cometido, población y gobernantes, ha sido el rechazo al Centro Multilateral Anti Drogras, con la excusa de un falso nacionalismo que también ha servido de pendón a los regímenes totalitarios al justificar sus acciones.
La experiencia vivida por el ex general debe servirnos de lección. Debemos debatir todos juntos si estamos institucionalmente preparados para que la Jefatura de la Policía Nacional sea ocupada por un profesional de esa carrera.