¿Recuerdas la película en donde unos fanáticos nazis realizaron un proyecto de clonación humana en madres elegidas para tener copias idénticas de Adolfo Hitler, el dictador alemán que provocó la Segunda Guerra Mundial y mató a 55 millones de personas? Si tienes memoria, el país que eligieron los fascistas fue Brasil, en donde en una profunda selva cerca del pantanal, nacerían los hijos del Führer. Pues hasta hace poco, unos científicos europeos, que sólo les interesa romper récords de ventas multimillonarias para ayudar a pacientes que no pueden tener hijos, eligieron al país sudamericano para clonar a un ser humano y que nazca un bebé, copia semejante de alguien.
Severino Antinori, el experto clonador humano de origen italiano, argumentó que la clonación humana será un éxito en Brasil y en otros países en donde se aplique este proyecto, el cual ha sido cuestionado, pues pueden nacer personas deformes, debido a fallos o mutaciones en los embriones que reciban las modificaciones genéticas, producto del experimento. Al mismo investigador italiano lo acusaron de posible genocida, pues los embriones humanos fecundados son considerados personas vivientes por varias religiones y gobiernos. La Iglesia Católica así lo cree, al igual que hasta el gobierno de los Estados Unidos, bajo la responsabilidad del conservador republicano, George Bush, se niegan aceptar que se hagan copias de personas, por las cuestiones moralistas.
En un mundo materialista, la clonación humana puede ser considerada como una especie de industrialización aterradora, pues un ser humano clonado tendería a ser "esclavo" del científico creador. Igual-mente, que una pareja elija el color de piel, de ojos, cabellos, forma de rasgos físicos y estatura de sus hijos, haría perder la gracia de procrear por el método natural: el sexo a la suerte y destino del espermatozoide masculino que llegue primero al óvulo dentro del útero femenino.
También, muchos creen en las supuestas teorías de la conspiración sobre el dominio mundial, en donde se puede pensar en que ciertos gobiernos poderosos intenten diseñar un clon humano con las características de un "supersoldado" para tiempos de guerra. Incluso, expertos de la NASA, agencia espacial norteamericana, sugieren crear humanos genéticamente alterados para vivir en el vacío. También, seres humanos clonados con especificaciones al medio ambiente extraterrestre, pueden ser los exploradores y colonizadores de lejanos mundos en donde un ser humano "normal" no podría habitar; como por ejemplo, la superficie marciana o las lunas de Júpiter. La Gravedad Cero y los niveles bajos de gravedad en mundos distantes afectarían al astronauta. Empero, un clon puede sobrevivir a estos medio-ambientes hostiles.
Pero hay una cuestión antimoral: no somos Dios para modificar el destino de las personas que nacerán. ¿Qué derechos tenemos de decidir el patrón evolutivo? ¿Quién le dijo al Creador que podemos modificar la genética humana para provechos personalistas y económicos, fuera de la mera existencia humana normal?
De ser Brasil u otro Estado el receptor de este proyecto de diseño genético en células humanas, para luego crear una copia de una persona, muchos serán los cuestionamientos moralistas y las sanciones internacionales que se aplicarán, pues nadie tiene derecho a alterar el curso de la naturaleza humana. |