Algunos estudiantes abrieron la boca de asombro. Otros, los ojos... Hubo murmullos y comentarios en voz baja. De inmediato se levantaron varias manos, pidiendo la palabra. Todo ocurrió en un salón de graduandos de Periodismo, en un curso de Opinión.
Estábamos analizando la noticia que señalaba de manera destacada, que treinta y nueve choferes de buses habían salido positivos, en pruebas sobre consumo de drogas.
Minutos antes del asombro, varios alumnos habían señalado el peligro que era para centenares de personas esos conductores "dopados".
Casi todo el salón estaba horrorizado por esa realidad, que daña la muy afectada imagen de los conductores de Diablos Rojos.
Pero mi deber como profesor era analizar el asunto desde todos los puntos de vista, aunque eso no le gustara a varios estudiantes.
Comencé diciéndoles que el enfoque que se le dio a la noticia no era el mejor, desde el punto de vista de las estadísticas.
O sea que al redactar una noticia que tiene números, hay que comenzar por la mayor cantidad, y no por la menor.
Por lo tanto, treinta y nueve choferes que dieron positivos en los operativos antidrogas es una minoría ante el total de mil ciento cincuenta y seis exámenes realizados.
Sugería como técnico en hacer noticias, que debió señalarse que "muy pocos conductores de Diablos Rojos dieron positivos al consumo de drogas".
Surgieron las interpretaciones en contra de mis palabras. Varios dijeron que no se trataba de un enfoque estadístico, sino de lo grave que es para el público ir en un bus con un chofer "dopado".
Hay algo de razón en este análisis, donde se deja a un lado las cifras para irse al significado de la acción.
Pero ese planteamiento no destruye el mío. La mayoría siempre debe destacarse en una noticia.
Entonces fue que se me ocurrió hacer la pregunta que causó sensación en varios alumnos.
Dije muy serio: ¿Cuántos universitarios saldrían positivo si se hacen pruebas antidrogas aquí?
Añadí que mis alumnos de Sociología tienen años de hacer una pequeña investigación, sobre el consumo de drogas en diferentes facultades.
Y por lo general uno de cada cinco universitarios acepta que ha consumido algún tipo de drogas "fuertes".
Pasado el asombro, circularon versiones a favor del planteamiento. Sus compañeros conocen quiénes van endrogados a la "U". Incluso hablaron de algunos profesores con aliento alcohólico...