Sin pensarlo y menos desearlo, la vida hay veces pone a las personas a prueba; ya sea por un accidente o enfermedad, podemos quedar con alguna discapacidad en nuestro cuerpo. Y digo nuestros discapacitados, porque nos toca "a todos" como personas y seres humanos que somos, poderlos ayudar a sobresalir y que sigan hacia delante. También para que tengan ellos, igualmente cada día, una mejor calidad de vida.
A los discapacitados, hay que darles más oportunidad y ofrecerles o brindarles mayor cantidad de espacio a su fuerza laboral. Muchos son muy productivos y aun con su discapacidad corporal, se esmeran para obtener o recibir buena opinión ante los demás, a través de su esfuerzo y desempeño.
Hay veces me viene a la mente y pienso, que si tuviéramos una gran cantidad de discapacitados trabajando dentro del mundo laboral, quizás nuestra sociedad fuera más productiva y mejor. Porque la discapacidad, en algunos casos, no tiene nada que ver con la incapacidad.
La discapacidad, algunas veces, responde a una condición o parte de un miembro del cuerpo en las personas, y la incapacidad abarca la mente y todo el cuerpo; a la falta de actitud y aptitud; a la capacidad y entendimiento para hacer o realizar las cosas bien hechas.
Muchos discapacitados tienen enormes deseos y disposiciones de trabajar, además la historia nos ha demostrado que muchos cuentan con unos talentos increíbles y dones extraordinarios como dibujantes, matemáticos, físicos, oradores, artesanos, poetas, músicos, cantantes, ingenieros y arquitectos, por nombrar algunos. Igualmente son capaces, competentes, capacitados y calificados.
A los discapacitados hay que ayudarlos, apoyarlos y jamás olvidarlos para que puedan también sentir que son útiles y aptos para servir a la sociedad, de la misma manera como lo hacen los demás.