El centro de la ciudad de Pittsburg se ha convertido en una fortaleza blindada para proteger a los líderes del G20, que ayer iniciaron una cumbre de dos días.
Más de 65 agencias gubernamentales participan en el dispositivo de seguridad que se ha desplegado en esta ciudad del estado de Pensilvania (EE.UU.), no sólo para proteger a los jefes de Estado y de Gobierno, sino también para mantener bajo control a los activistas que planean protestar contra la cumbre.
A los cerca de 1,000 policías de la ciudad se ha sumado un batallón de combate de la Guardia Nacional, así como 3,000 agentes adicionales de las fuerzas de seguridad estatales y nacionales. Los comercios y pequeños restaurantes que rodean el centro de convenciones, a orillas del río Allegheny, se han dotado de protecciones para sellar sus cristaleras y escaparates, en previsión de que las protestas adquieran tintes violentos.